LA VIDA CAMBIA TRAS LA SEPARACIÓN....

Cuando hay hijos, la ruptura de la pareja es, en la mayoría de los casos, un proceso complicado, doloroso y lleno de incertidumbre. La vulnerabilidad de los niños y una ruptura mal gestionada puede posicionar a los hijos en una clara situación de riesgo al suponer una ruptura en su estabilidad emocional y en su proceso de desarrollo ( fracaso escolar, timidez, baja autoestima etc...)

Los padres y las madres, para afrontar esta situación con responsabilidad deben recordar que los hijos son el BIEN MÁXIMO.
La ruptura obliga a enfrentarse a diferentes y nuevos problemas ( emocionales, de cuidado de los hijos, de horarios, económicos....etc.). Los hijos están inmersos en estas situaciones y les afecta ya que no tienen ningún tipo de control sobre la situación, muchas veces siendo moneda de cambio entre los padres o elemento que se utiliza para la comunicación indirecta entre los progenitores. La estabilidad de los hijos depende en gran medida de la manera pacífica, madura y respetuosa en que se desarrolla la separación.

LA NORMALIDAD EN LA VIDA DE LOS PADRES PROVOCA LA NORMALIDAD EN LA VIDA DE LOS HIJOS.

La separación conlleva que los hijos no disfruten de sus padres simultáneamente. Es muy importante que los padres les ayuden a construir nuevas rutinas. Los hijos superarán la situación cuanto antes se asuma como normal y habitual lo que en ese momento se vive como novedoso y estresante. Es importante que los hijos participen de la decoración de la habitación que ocuparán en  su nuevo hogar, que tengan sus pertenencias en ambos y que sus rutinas y horarios se respeten.