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viernes, 26 de diciembre de 2014

Una madre pierde la custodia de su hija en favor del progenitor al denunciar que éste abusaba de la menor

Me decía que su padre le tocaba'Una madre pierde la custodia de su hija en favor del progenitor al denunciar que éste abusaba de la menorLa afectada dice que la sentencia sólo tuvo en cuenta un informe psicosocial y no las pruebasDANIEL SOMOLINOSMadridActualizado: 25/12/2014 20:34 horas

«Desde hace un año y dos meses no veo a mi hija. Desconozco su paradero. Sólo sé que está con su padre, que ha abusado de ella y la ha maltratado... mientras la justicia mira hacia otro lado». María es el nombre ficticio que ha elegido una madre para narrar lospresuntos abusos sexuales sufridos por L., su hija, a manos de Roberto, nombre ficticio del progenitor.

Los padres de la menor se conocieron en 2007 y comenzaron una relación sentimental. Fue un año después cuando nació la pequeña. María evoca como, ya desde el principio, todo se torció en un corto espacio de tiempo.

«Era muy celoso y manipulador. No me dejaba ir ni a comprar por si me acostaba con otros. Me llamaba zorra y puta, nunca me apoyó durante el embarazo», recuerda. Por detalles como estos, María lo denunció ante el Juzgado de Violencia sobre la Mujer consiguiendo que el padre no pudiera ni comunicarse con ellas ni acercarse a menos de un kilómetro de su domicilio.

Algo que, según la madre, incumplió desde el primer momento. «Seguía viniendo a mi casa y mandándome mensajes. Era una pesadilla, yo sólo quería que acabase aquello». María confiesa que llegaba a tener miedo por esa actitud. Poco a poco Roberto fue desapareciendo de la vida familiar hasta que en 2011 volvió exigiendo ver a su hija.

«Tras más de un año y medio sin haber querido saber nada de L. regresó de repente». El padre seguía teniendo derecho a ver a su hija, aunque una sentencia le obligaba a recoger a la menor en un punto de encuentro y a devolverla en el mismo lugar tras haberpasado un periodo de tiempo con ella. Estas visitas tenían lugar una vez por semana.

Con el comienzo de estas reuniones paternofiliales, la madre afirma que la pequeña empezó a dormir mal por las noches, a vomitar y a sentirse más irascible. «También comenzó a tener infecciones en los órganos sexuales. La llevamos al centro médico y le detectaron una fisura anal... ella me relataba situaciones sexuales; decía que su padre y la actual pareja de éste le tocaban la zona genital. Y después la obligaban a tocarles a ellos», explica entre sollozos.

María, alentada por el pediatra que cuidaba a la pequeña, denunció la sospecha de un posible mal cuidado por parte del padre. En dicha delación se tomó declaración a la ex mujer de Roberto y a la hija mayor de éstos, que ratificaron el testimonio de María respecto a los impulsos violentos de éste y los malos tratos recibidos.

«En el juzgado nadie habló conmigo, ni con la ex mujer, ni con el pediatra, ni con la hija mayor paterna... ni vieron todas las pruebas aportadas», se queja. Y es que para la progenitora, todos los audios, vídeos, informes médicos y documentación adjuntada no sirvieronpara que las autoridades judiciales vieran indicios de delito ni de abusos por parte del padre.

Y lo que fue peor para ella. La juez del Juzgado de Familia 76 de Madrid que instruía el caso retiró la custodia de L. a María aludiendo que había «inducido a la menor a la expresión de situaciones de maltrato». En dicha sentencia emitida en abril de 2013 también se dictaminaba que el vídeo en el que aparece la joven con cuatro años reproduciendo escenas de carácter sexual estaba «preparado previamente».

María asume que la sentencia se basa únicamente en el informe de un equipo psicosocial obviando la documentación aportada por el resto de profesionales que tuvieron contacto con el caso. No conforme con esta resolución, ha presentado alegaciones ante la Audiencia Provincial de Madrid solicitando que se revise todo el caso y se le devuelva la custodia. El fallo saldrá a mediados de diciembre, aunque no se muestra muy esperanzada.

«Cuando esta pesadilla acabe voy a denunciarlos a todos. De momento ya emprendí acciones legales contra la psicóloga del equipo psicosocial del Juzgado de Familia 76 de Madrid y continuaré con todos aquellos que contribuyeron a que me separaran de mi pequeña», apuntala María.

Y es que la desesperación que aborda a esta madre, afirma, es insoportable en muchos momentos. Se siente vendida por el sistema judicial, y día tras día se pregunta qué ha hecho mal para merecer esto. «Roberto ha desaparecido, se ha mudado a otro domicilio. Cambió a mi pequeña de colegio sin mi consentimiento. No sé si está bien, si está enferma o cómo está... es muy duro para una madre», sostiene.

La progenitora sólo pide a la justicia que compruebe «las barbaridades» que ha llegado a cometer ya que aún están a tiempo de devolverle a su hija. «¿El daño que ha sufrido quién se lo va a devolver? Se lo dieron en bandeja a un abusador. Y no digo presunto, porque para mi lo es. Dicen que cuando haya maltrato lo denunciemos. Pero es mentira. Hasta que no hay consecuencias mayores no actúan. No quiero ver a mi hija en una esquela diciendo que ha sido asesinada por su padre».

http://www.elmundo.es/madrid/2014/12/25/549c66cce2704ea7148b457c.html

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